La necesidad de ocupación de los espacios fiscales (Ex Cárcel y Ex Regimiento) es, sin duda, un anhelo de las distintas agrupaciones sociales de una comunidad y Rancagua no escapa a esta realidad.
Recientemente, como municipio, colaboramos con la realización de un acto cultural en las afueras de la ex cárcel de Rancagua, a solicitud de diversas agrupaciones juveniles, que buscan convertir al recinto en un centro cultural, al igual que lo sucedido en Valparaíso.
Coincido en la necesidad de ocupar dichos espacios fiscales pero a la vez, creo firmemente que es la propia ciudadanía la que debe guiar los destinos de estos verdaderos elefantes blancos, entre los que está además el ex regimiento ubicado en Membrillar.
Como municipio nos hemos preocupado de que sean los propios habitantes de Rancagua los que decidan en que invertir los recursos, a través de presupuesto participativo, por ejemplo, o en la realización de las actividades, como ocurrió el fin de semana último en la fiesta de celebración del Día de la Juventud, y más anteriormente en la celebración del Día del Niño.
Son muchas las ventajas que se obtienen al implementar esta participación. Así por ejemplo existen estudios que establecen que las obras que son realizadas por parte del gobierno y en cuyo financiamiento incide la población, son mejor mantenidas por la ciudadanía, ya que sienten un mayor grado de pertenencia porque realizaron un esfuerzo y, sobre todo, un aporte económico.
De tal forma la idea es que también la ciudadanía a través de un plebiscito, por ejemplo, indique cuáles son los mejores usos para dichos espacios fiscales, así, cuando se determine la utilización definitiva habrá una mayor validación ciudadana respecto de uso final.
Por ejemplo hoy, los servicios públicos de Conama, Fosis, Ine, Injuv, Integra, Junaeb, Sercotec, Junji, SII, Sence, Sernam, Sernatur, Sernac, SEC, Prodemu, Seremi de Economía, Seremi de Salud y de Justicia no cuentan con un terreno propio, por lo que deben arrendar casas para poder funcionar con el consecuente gasto para el Estado, por eso creo que resulta de lógica congruencia que se considere como opción que alguno de estos terrenos se convierta en un centro cívico que aglomere a todos estos servicios.
Hoy, un total de mil 110 personas son las que acuden diariamente a los servicios públicos que mencioné, y sólo el SII atiende a 450 personas diarias en promedio, imaginemos ahora que una persona debe realizar dos trámites en alguno de los servicios públicos mencionados, ello implicará que deba trasladarse de un punto a otro, con el consecuente gasto de tiempo y, en algunas ocasiones, con largas filas provocando una molestia en el usuario.
Si tuviéramos concentrados a estos servicios públicos, ahorraríamos no sólo tiempo, sino que además, una mejor atención a lo usuarios, sin considerar el ahorro mensual que por concepto de arriendo deben cancelar dichas reparticiones.
Sólo por concepto de arriendos mensuales que se están pagando se cuenta con la información de un monto aproximado de diez millones de pesos el que deben gastar los servicios.
Las agrupaciones de jóvenes que proponen transformar a la ex cárcel en un centro cultural son una opción perfectamente válida, el que puede ser administrado incluso por las propias organizaciones sociales, pero también existe el ex regimiento en el cual podría instalarse una u otra idea.
Previo a ello, eso sí, debe consultarse a los propietarios dichos terrenos, aunque insisto en que la visión de los ciudadanos y, sobre todo, la de los propios habitantes de la comuna en que se encuentran estos espacios fiscales sin uso, se convierten en un elemento de peso a la hora de determinar su destino final, por eso, reitero, mi propuesta es que se consulte a la ciudadanía, y que sea esta la que señale cuál es el mejor uso que se le puede dar a ellos.
Recientemente, como municipio, colaboramos con la realización de un acto cultural en las afueras de la ex cárcel de Rancagua, a solicitud de diversas agrupaciones juveniles, que buscan convertir al recinto en un centro cultural, al igual que lo sucedido en Valparaíso.
Coincido en la necesidad de ocupar dichos espacios fiscales pero a la vez, creo firmemente que es la propia ciudadanía la que debe guiar los destinos de estos verdaderos elefantes blancos, entre los que está además el ex regimiento ubicado en Membrillar.
Como municipio nos hemos preocupado de que sean los propios habitantes de Rancagua los que decidan en que invertir los recursos, a través de presupuesto participativo, por ejemplo, o en la realización de las actividades, como ocurrió el fin de semana último en la fiesta de celebración del Día de la Juventud, y más anteriormente en la celebración del Día del Niño.
Son muchas las ventajas que se obtienen al implementar esta participación. Así por ejemplo existen estudios que establecen que las obras que son realizadas por parte del gobierno y en cuyo financiamiento incide la población, son mejor mantenidas por la ciudadanía, ya que sienten un mayor grado de pertenencia porque realizaron un esfuerzo y, sobre todo, un aporte económico.
De tal forma la idea es que también la ciudadanía a través de un plebiscito, por ejemplo, indique cuáles son los mejores usos para dichos espacios fiscales, así, cuando se determine la utilización definitiva habrá una mayor validación ciudadana respecto de uso final.
Por ejemplo hoy, los servicios públicos de Conama, Fosis, Ine, Injuv, Integra, Junaeb, Sercotec, Junji, SII, Sence, Sernam, Sernatur, Sernac, SEC, Prodemu, Seremi de Economía, Seremi de Salud y de Justicia no cuentan con un terreno propio, por lo que deben arrendar casas para poder funcionar con el consecuente gasto para el Estado, por eso creo que resulta de lógica congruencia que se considere como opción que alguno de estos terrenos se convierta en un centro cívico que aglomere a todos estos servicios.
Hoy, un total de mil 110 personas son las que acuden diariamente a los servicios públicos que mencioné, y sólo el SII atiende a 450 personas diarias en promedio, imaginemos ahora que una persona debe realizar dos trámites en alguno de los servicios públicos mencionados, ello implicará que deba trasladarse de un punto a otro, con el consecuente gasto de tiempo y, en algunas ocasiones, con largas filas provocando una molestia en el usuario.
Si tuviéramos concentrados a estos servicios públicos, ahorraríamos no sólo tiempo, sino que además, una mejor atención a lo usuarios, sin considerar el ahorro mensual que por concepto de arriendo deben cancelar dichas reparticiones.
Sólo por concepto de arriendos mensuales que se están pagando se cuenta con la información de un monto aproximado de diez millones de pesos el que deben gastar los servicios.
Las agrupaciones de jóvenes que proponen transformar a la ex cárcel en un centro cultural son una opción perfectamente válida, el que puede ser administrado incluso por las propias organizaciones sociales, pero también existe el ex regimiento en el cual podría instalarse una u otra idea.
Previo a ello, eso sí, debe consultarse a los propietarios dichos terrenos, aunque insisto en que la visión de los ciudadanos y, sobre todo, la de los propios habitantes de la comuna en que se encuentran estos espacios fiscales sin uso, se convierten en un elemento de peso a la hora de determinar su destino final, por eso, reitero, mi propuesta es que se consulte a la ciudadanía, y que sea esta la que señale cuál es el mejor uso que se le puede dar a ellos.