martes, 21 de agosto de 2007

ESPACIOS FISCALES: "MI PROPUESTA ES QUE SE CONSULTE A LA CIUDADANÍA"


La necesidad de ocupación de los espacios fiscales (Ex Cárcel y Ex Regimiento) es, sin duda, un anhelo de las distintas agrupaciones sociales de una comunidad y Rancagua no escapa a esta realidad.
Recientemente, como municipio, colaboramos con la realización de un acto cultural en las afueras de la ex cárcel de Rancagua, a solicitud de diversas agrupaciones juveniles, que buscan convertir al recinto en un centro cultural, al igual que lo sucedido en Valparaíso.
Coincido en la necesidad de ocupar dichos espacios fiscales pero a la vez, creo firmemente que es la propia ciudadanía la que debe guiar los destinos de estos verdaderos elefantes blancos, entre los que está además el ex regimiento ubicado en Membrillar.
Como municipio nos hemos preocupado de que sean los propios habitantes de Rancagua los que decidan en que invertir los recursos, a través de presupuesto participativo, por ejemplo, o en la realización de las actividades, como ocurrió el fin de semana último en la fiesta de celebración del Día de la Juventud, y más anteriormente en la celebración del Día del Niño.
Son muchas las ventajas que se obtienen al implementar esta participación. Así por ejemplo existen estudios que establecen que las obras que son realizadas por parte del gobierno y en cuyo financiamiento incide la población, son mejor mantenidas por la ciudadanía, ya que sienten un mayor grado de pertenencia porque realizaron un esfuerzo y, sobre todo, un aporte económico.
De tal forma la idea es que también la ciudadanía a través de un plebiscito, por ejemplo, indique cuáles son los mejores usos para dichos espacios fiscales, así, cuando se determine la utilización definitiva habrá una mayor validación ciudadana respecto de uso final.
Por ejemplo hoy, los servicios públicos de Conama, Fosis, Ine, Injuv, Integra, Junaeb, Sercotec, Junji, SII, Sence, Sernam, Sernatur, Sernac, SEC, Prodemu, Seremi de Economía, Seremi de Salud y de Justicia no cuentan con un terreno propio, por lo que deben arrendar casas para poder funcionar con el consecuente gasto para el Estado, por eso creo que resulta de lógica congruencia que se considere como opción que alguno de estos terrenos se convierta en un centro cívico que aglomere a todos estos servicios.
Hoy, un total de mil 110 personas son las que acuden diariamente a los servicios públicos que mencioné, y sólo el SII atiende a 450 personas diarias en promedio, imaginemos ahora que una persona debe realizar dos trámites en alguno de los servicios públicos mencionados, ello implicará que deba trasladarse de un punto a otro, con el consecuente gasto de tiempo y, en algunas ocasiones, con largas filas provocando una molestia en el usuario.
Si tuviéramos concentrados a estos servicios públicos, ahorraríamos no sólo tiempo, sino que además, una mejor atención a lo usuarios, sin considerar el ahorro mensual que por concepto de arriendo deben cancelar dichas reparticiones.
Sólo por concepto de arriendos mensuales que se están pagando se cuenta con la información de un monto aproximado de diez millones de pesos el que deben gastar los servicios.
Las agrupaciones de jóvenes que proponen transformar a la ex cárcel en un centro cultural son una opción perfectamente válida, el que puede ser administrado incluso por las propias organizaciones sociales, pero también existe el ex regimiento en el cual podría instalarse una u otra idea.
Previo a ello, eso sí, debe consultarse a los propietarios dichos terrenos, aunque insisto en que la visión de los ciudadanos y, sobre todo, la de los propios habitantes de la comuna en que se encuentran estos espacios fiscales sin uso, se convierten en un elemento de peso a la hora de determinar su destino final, por eso, reitero, mi propuesta es que se consulte a la ciudadanía, y que sea esta la que señale cuál es el mejor uso que se le puede dar a ellos.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Encuesta Diario la Tercera

En una reciente publicación de un diario nacional (La Tercera), se realizó un ranking con las ciudades con mejor calidad de vida en Chile. El análisis incluyó ámbitos como salud, educación, actividad económica, cultura y recreación, deportes y seguridad, ocupando los primeros lugares aquellas ciudades con altos estándares económicos, escasa contaminación y cercanía privilegiada a atractivos turísticos.
Bajo estos parámetros Puerto Varas, Punta Arenas, La Serena, Concepción e Iquique, ocuparon los primeros cinco lugares del ranking.
¿Qué lugar obtuvo Rancagua?, nuestra ciudad alcanzó el número 14, por sobre Santiago que le siguió en el puesto 16, y con una muy buena noticia, la comuna presenta los casos más bajos de enfermedad, y lo único que no permitió que nuestra ciudad estuviera más arriba en el ranking fue que la comuna presenta una baja cobertura cultural.
Es precisamente aquí donde quisiera hacer algunas consideraciones que, creo, no fueron suficientemente abordadas por el estudio en cuestión.
Cuando realizamos nuestra campaña eleccionaria y sondeamos la percepción de la ciudadanía en cuanto a los sueños que tenían de ciudad, uno que se reiteró constantemente fue la falta de cultura, por lo tanto rápidamente nos avocamos con el equipo de trabajo a ver la forma de responder a esa sentida demanda.
La cultura, entendida esta como el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico de un grupo social, etc., fue entonces una tarea primordial de nuestra gestión.
Claramente que para desarrollarla se requieren espacios físicos para desplegar las diversas muestras culturales de nuestros artistas locales, como asimismo instancias que permitan el desarrollo cultural para quienes quieren aprender.
Por ello es que primeramente decidimos extender en el tiempo y en la variedad, la realización de las Fiestas Rancagüinas, si Valparaíso (Patrimonio de la Humanidad) tiene sus carnavales culturales, no veíamos porque no Rancagua podría tener su fiesta.
Así, de la tradicional semana de celebraciones, pasamos a un mes, y de la sola fiesta de clausura del aniversario de la ciudad, a realizar show’s en vivo en diferentes poblaciones, fiesta de la challa, fiestas electrónicas y carros alegóricos.
Como siempre, surgieron voces detractoras en torno a estas celebraciones –todas gratis, demás está decir-, sin embargo la masiva asistencia a cada una de las jornadas nos demostraron que vamos por el camino correcto.
Sin embargo no todo el desarrollo cultural de una ciudad se puede reducir a un mes de celebraciones, por ello es que creamos dos nuevos centros culturales.
Con una inversión considerable, pero a sabiendas de que daría sus frutos y serviría a los propósitos de la ciudadanía, creamos la Casa de la Cultura de Baquedano y la denominada El Gimnasio, donde funcionara precisamente el gimnasio René Schneider.
Obras de teatro, recitales de música, realización de talleres de teatro, poesía, gimnasia, aeróbica, artes marciales y otro largo etc., han sido parte de la oferta cultural que hemos entregado a la ciudadanía.
A ello, sumamos que hace poco el Consejo de la Cultura y las Artes aprobó un proyecto por cerca de 45 millones de pesos para la habilitación de espacios y equipamiento de la Casa de la Cultura Baquedano de Rancagua.
Mejor aún y concientes del anhelo que ha significado para los rancagüinos y rancagüinas el contar con un teatro para la ciudad –somos la única capital regional del país que no tiene uno-, conseguimos el financiamiento para satisfacer al fin esa anhelada demanda.
La decisión adoptada por los integrantes del Consejo Regional (Core) que preside el intendente Héctor Huenchullán, de destinar una inversión de poco más de 97 millones de pesos para la realización del estudio de diseño de lo que será el teatro regional de Rancagua, fue simplemente histórica.
Por todo ello hemos apostado, hemos querido dar una impronta a la cultura y creemos que hemos avanzado, quizás no lo suficiente, pero aquí estamos, generando espacios, abriendo puertas, propiciando el que Rancagua pase del último al primer lugar de cualquier ranking que aparezca, ese es nuestro único fin, cualquier otro es no apostar realmente por los rancagüinos y rancagüinas.